RICARDO PEÑA BACALAO ESCRIBE ACERCA DE MI TRABAJO FOTOGRÁFICO:
Siempre he disfrutado del ojo de la arquitectura aplicado a la fotografía. Mi presunción es que, entre ellas, existe un lenguaje en común, que tiene su punto de encuentro en las formas que existen sobre una superficie plana. El ojo mental del arquitecto imagina formas y las dibuja en un plano bidimensional, con la clara idea y deseo que esas formas tienen el fin de transformarse en tres dimensiones. El ojo mental del fotógrafo tiene su fuente en la percepción tridimensional de la realidad y de allí, llevar las formas percibidas al espacio bidimensional de las fotografías. Sea de una manera o la otra, de lo bidimensional a lo tridimensional, o de lo tridimensional a lo bidimensional, la comunicación entre estos planos es realizada bajo ciertos parámetros y principios propios del uso de las formas: balance, ritmo, énfasis, contraste, proporción, simetría, repetición y escala, solo por nombrar algunos. Un arquitecto no se convierte necesariamente con facilidad en un fotógrafo, pero cuando sucede, el lenguaje de las formas está presente.
Las imágenes de Thais son evidencia de elegancia en el acto de ver, podemos encontrar presente en su composición el balance entre las formas, un reconocimiento de la geometría en la escena descrita y un diálogo equilibrado entre luces y sombras. La calma que transmiten sus imágenes siento que hacen referencia a su experiencia, como si la mirada misma caminase dentro de una estructura diseñada con mucho cuidado y sensibilidad, y esta experiencia de la mirada dentro de estas estructuras fuese descrita de manera cristalina, transparente, reconociendo en ese espacio una intención perceptible y traduciéndola a imagen fotográfica. Aun cuando esto pueda parecer trivial no es algo fácil de realizar, cada fotografía que un fotógrafo toma es una respuesta visual a un problema físico (espacio y tiempo) y Thais lo resuelve de una manera interesante y cautivadora, sin la necesidad de excentricidades visuales. Líneas claras y limpias que dibujan una experiencia óptica con transparencia y que captan la atención del ojo intranquilo, para que se detenga y observe con asombro y maravilla, como ella misma hizo en sus miradas cotidianas.